Día 24
Notas del Sisco:
“Disfrutando de la Navegación, amanece en el atlántico, el viento va en aumento, dos rizos en la mayor y génova un poco enrollado, la ola nos viene por el costado de estribor, es grande pero la surfeamos bien y con bastante velocidad, puntas de 7- 8 nudos de GPS.”
Decidimos seguir rumbo Porto Santo, Madeira. No hemos comido nada desde el incidente con los marroquíes, no hemos dormido, el Sisco se pasa casi toda la noche a la rueda, no conocemos este océano, no sabemos hasta donde puede llegar, estamos atentos a cualquier señal intentando coger el ritmo de la mar, adaptarnos al movimiento del barco. Tendríamos que comer algo pero el estómago se ha cerrado y ni siquiera somos capaces de beber ni tan siquiera agua. Las olas son desordenadas grandes y cortas, no es la idea que yo tenía del Atlántico, no nos atrevemos a dejar sólo al piloto automático. Decidimos caer un poco mas al Sur y poner rumbo a Lanzarote, ya no podemos seguir mas tiempo con esta ola por el través preferimos que nos dé en la popa y nos empuje, la navegación se hace mas cómoda.
Me tumbo dentro a descansar un poco, el Sisco sigue a la rueda. No sé el tiempo que paso dentro, no he dormido pero los ojos al menos han descansado, me escuecen del viento. Asomo la cabeza por el tambucho y miro al Sisco que está a la rueda. Ahora sí veo el Océano Atlánico, de manera que es esto, las olas se han hecho enormes pero son ordenadas. El Sisco ve mi cara de susto.
- Ven Silvi, siéntate aquí y no mires para atrás.
Sé que tengo que coger la rueda, el Sisco tiene que descansar. Pero primero vamos a ver como se comporta el piloto automático. Le damos al auto y lo miramos expectantes, nos quedamos media hora con él controlando sus reacciones ante las olas. Increíble éste piloto es del Atlántico, en el Mediterráneo andaba loco y errático y aquí parece encontrarse en su mundo, podemos confiar en él. Nos metemos dentro, estamos cansados, intentamos dormir pero es imposible el viento cada vez aúlla mas y no paramos de salir a controlar las velas, cada vez que salimos enrollamos un poco mas la génova, echamos en falta un tercer rizo, el viento sigue subiendo hasta los treinta nudos, el Sisco anda dándole vueltas a la cabeza, deberíamos arriar la mayor por miedo a una trasluchada involuntaria y navegar con la génova mas desenrollada. Estudia la situación, imposible aproarse y arriar hay que abrir la mayor lo máximo que se pueda orzar un poco y arriar. Vamos a intentarlo, me voy al palo con el arnés de seguridad, el Sisco amolla la driza mientras yo con las manos tiro de la vela para que baje, está lloviendo y la noche es muy cerrada, es mejor no podemos ver la ola.
(No puedo subir fotos la conexión es muy lenta y débil y cada vez que lo intento me da error)
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