Navegando de Essaouira a La Graciosa.

Olas de 4 y 5 metros, 25-30-35 n de ahí no baja en toda la noche y en todo el día siguiente.
Agotador, en estas condiciones no se puede comer ni dormir. El piloto automático dice que con esta ola nanai, que no!! Que no quiere trabajar !!! Nunca había visto olas tan grandes, pero lo que más me ha impresionado ha sido su agresividad. Lo que el Sisco me dice de no mirar para atrás para no verla ya no me vale, porque puedo oírlas rugir a mi espalda. Ver entrar el agua por el pasillo de cubierta porque vas escorado por el viento es una cosa, asumible, normal, pero ver el pasillo inundado de agua porque una ola no te deja adrizar es otra. De vez en cuando una gran ola rompía en la aleta de estribor empujando la popa con una fuerza increíble, el barco escoraba y la proa se atravesaba a la ola, alzaba al Nami dejándolo atrapado en su espuma blanca, perdíamos totalmente por unos segundos el control del barco. Soy incapaz de llevar las riendas del Namibia, es un caballo desbocado, yo no puedo con él. Al Sisco le espera otra noche en vela, yo estoy a su lado haciéndole masajes en la espalda y contándole mi último libro, la noche es cerrada porque la luna se va muy pronto a dormir, el silbar de los obenques, hora tras hora, me está volviendo loca y de vez en cuando una ola rompe por la aleta y me empapa. Esta iba a ser la noche mas larga de nuestra vida. El piloto automático nos ha “dejao tiraos” aguantó una fuerte trasluchada ( íbamos sólo con la Génova) que no sé cómo nos dejó ciñendo y a partir de ahí dijo que no mas.
Navegamos sin mayor y con la génova un tanto enrollada, a veces pensamos que pecamos de conservadores pero al llegar a puerto nos daríamos cuenta de que es la única manera de afrontar sin riesgo esta ola y este viento.
A unas 80 millas de la llegada a la Graciosa el viento y la mar se relajaron y nos dieron un merecido descanso, pudimos convencer al piloto automático para que se hiciera cargo de la situación.
Llegamos a las10,45 h y mira por donde Pascal, el Francés del Oceanis vino para ayudarnos a amarrar, nos explicó su travesía, mucha ola y mucho viento, navegaban con mayor izada y en una trasluchada involuntaria saltaron los anclajes de la botabara, ¡¡ que bien hicimos en arriarla !!
Los ingleses también están aquí, parece que todos hacemos lo mismo, preguntamos por su travesía y nos cuentan lo mismo, de los 30 nudos no bajaban y la ola muy grande, ellos navegaron con un piquito de Génova y sin mayor, no tuvieron problemas.
Aquí seguimos sin toma de luz y sin agua, pero hay duchas con agua fría!!!
Así que tenemos que encender motor para cargar baterías y tener electricidad nosotros no llevamos placas solares ni aerogeneradores.

Ahora estamos en la Isla de la Graciosa, una maravilla, tengo que encontrar la manera de poder subir fotos, esto teneís que verlo!!